Un proyecto de Carlos Pazos, artista indisciplinado y siempre sorprendente, que, a partir de su preocupación por el abisme que separa la alta y la baja cultura, nos propone darle unas vueltas al concepto del gusto en general y del gusto en la pintura, en particular.
Con la colaboración del Museu Nacional y la complicidad de Eloy Fernández Porta, Carlos Pazos saca de este museo una serie de pinturas, entre las que se camuflan cuadros de la colección PazosCuchillo, y pone acentos con algunas piezas de su propia cosecha, convirtiendo el espacio de exposiciones temporales de Can Framis en una gran instalación.
Un artista de los buenos dijo una vez que los almacenes de los museos tienen una imagen desoladora: la más alejada posible del arte. ¡Cuánto se equivocaba! Es, precisamente, en las catacumbas donde encontramos las formas más frapantes, desconcertantes y abracadabrantes de la creación pictórica...
... que no son exactamente las mejores, por lo menos desde una perspectiva ortodoxa. ¿Cómo se define la mala pintura? Si es mala, ¿lo es por razones estéticas o morales? ¿Sus eventuales defectos son voluntarios o involuntarios? ¿Qué cánones o criterios del gusto se tambalean ante una obra mal compuesta? ¿Para quién puede ser mala esta exposición? Bad Painting? propone abordar, humorística y seriamente, estos interrogantes, y lo hace a través de una contrahistoria de la pintura figurativa entre 1850 y 1950, donde muchos artistas reconocidos –que quizás no tenían su día más inspirado– comparten espacio con otros desconocidos –que hemos rescatado de un olvido tal vez injusto.
Bad Painting? es el resultado de una colaboración insólita entre varias instituciones: el Museu Nacional, de donde proceden la mayoría de los cuadros; la colección PazosCuchillo, que ha aportado otros; y la Vila Casas, escenario del crimen –sin olvidar el Museu d’Art Modern de Barcelona, que el ideólogo de este proyecto, que también presenta obra propia, visitaba con frecuencia en su etapa de formación y que ha servido como fuente de inspiración para el montaje.
Si Bad Painting? es un delito estético –que el público lo decida– el instigador principal ha sido Carlos Pazos, sospechoso habitual, en tareas de rastreador infatigable, y que ha contado con la complicidad en diuturnidad, nocturnidad y teoría, de Eloy Fernández Porta.