Vignesh Melwani

“Era domingo a última hora y quise hacer las fotografías en el aparcamiento de un supermercado: un espacio amplio con luz cálida de invierno. Estuvimos calentando durante un rato y cuando Vignesh se decidió a bailar quiso hacerlo con la canción Les Ondes Orientales, de Dhafer Youssef. Antes de empezar me dijo que duraba catorce minutos y que, si me parecía bien, la pondría de principio a fin sin interrupciones. Vignesh no baila por bailar, necesita sentirlo. Esos catorce minutos fueron un regalo. Habitualmente, la cámara pone una cierta distancia entre sujeto y fotógrafo, resulta inevitable, aunque es una distancia extraña que simplemente te ayuda a conectar con la realidad de otro modo. En este caso, sin embargo, la cámara desapareció y acabé haciendo fotos con los ojos llenos de lágrimas. Tras acabar la canción, Vignesh no sentía la necesidad de continuar bailando y lo entendí perfectamente, pues se había vaciado por completo durante ese cuarto de hora. En aquel momento no sabía si las fotografías habían captado esa emotividad o si tenía suficiente material, pero no me preocupaba. Acabamos sentados en el coche con las puertas abiertas, respirando profundamente e intentado asimilar lo que había pasado." Maria Alzamora