Azucena Momo

“Cada vez que iba a visitar a Azucena, miraba la piscina vacía del jardín donde vivía y pensaba que algún la convertiría en escenario de una sesión de fotografías. Las paredes amplias y de un solo color siempre me han fascinado, y este era un lugar perfecto. Sin embargo, dado que no me gusta diseñar las sesiones antes de hacerlas y prefiero que surjan de una manera más natural, hallarme en el lugar escogido y explorar, pasaba el tiempo y la piscina vacía seguía esperando. Un día del verano del 2020, viviendo en semilbertad confinada, fui a ver a Azu y, de improviso y aunque solo teníamos una hora para nosotras, nos pusimos a jugar. Recuerdo cómo la energía de su movimiento fluctuaba según de donde naciera la acción: si bailaba desde el pecho, desde la cabeza o desde el vientre, el movimiento era diferente." Maria Alzamora