A pesar de estudiar fotografía y diseño, siempre se ha considerado un autodidacta. De pequeño su padre le regaló un aerógrafo con el que pudo empezar a dibujar mundos imaginarios. Su relación con la fotografía se consolidó gracias a la llegada de la era digital, ya que le permitía seguir plasmando su imaginario. Sus fotografías son realidades aparentemente inventadas aunque en cierta manera reales que invitan al espectador a adentrarse en un mundo donde desaparecen las fronteras entre realidad y ficción.