Seducido por el dilatado abanico de posibilidades que ofrece el trabajo con materiales como el bronce o el hierro, y posteriormente la resina o la piedra, Xavier Mascaró decidió alejarse de su formación inicial como pintor. Estos componentes otorgan a sus creaciones totémicas y tridimensionales un carácter inquietante y inducen, a su vez, al espectador a reflexionar sobre la memoria y la tradición.