Sus primeras telas se presentan impregnadas de monocromatismo geométrico resultado de un posicionamiento en contra de lo conceptual y del minimalismo, sustituido a principios de los años ochenta por un intenso dramatismo, acercándose al neoexpresionismo. Influenciado por Willem de Kooning y Philip Guston, Grau incorpora elementos figurativos desposeídos de cualquier connotación narrativa. Con un estilo más consolidado, su arte ha desembocado en una abstracción más lírica, colores enérgicos, movimiento y luz efervescente, rasgos contenidos por el ritmo pautado de formas geométricas.