La evolución de Xavier Calicó ha conseguido que, con el paso de los años, su trabajo transite a lo largo de diversas tendencias artísticas, siguiendo criterios sorprendentes y, en ocasiones, insertándose en corrientes de aspecto generalista. Después de un periodo inicial en el que experimenta con la abstracción y la figuración, a mediados del año 1967 el artista configura un lenguaje propio como reflejo de un mundo en el que las formas sintéticas y los colores se entremezclan bajo una concepción mironiana. Sin embargo, desde finales de los años setenta, su trabajo hace un repentino viraje al dejarse seducir por el neoexpresionismo alemán, que desemboca en un sin retorno figurativo de tono realista.