Las telas de Takahiro Murakami conjugan sobriedad formal y una extraordinaria complejidad técnica. De la conjunción del aceite y la cera, el pintor japonés, a través de unas formas geométricas y arquetípicas, evoca el recuerdo de arquitecturas imaginarias, bajo una estética a medio camino entre el informalismo y la abstracción que da como resultado unas obras originales de regusto contemporáneo.