Los inicios escultóricos de Susana Solano los tenemos que situar en la escultura minimalista, a pesar de que la artista se aleja de la autoreferencia propia de esta corriente para remitirse a un mundo poético y personal. Premio Nacional de Artes Plásticas en 1988, se aprecia un cambio sustancial en su trabajo durante la década de los noventa; bajo una apariencia hermética evoluciona hacia formas orgánicas sensuales e introduce nuevas disciplinas como la fotografía, el vídeo o la instalación.