Influenciado por la obra de Julio González, Brancusi y los constructivisas rusos, la trayectoria de Sergi Aguilar está marcada por la congruencia y la ductilidad. Obra de lenguaje puro y geométrico, desprovisto de cualquier atribución minimalista por la exquisita forma de interpretar la simetría como medida espacial. La noción de pasaje configura nuevos espacios transitables, confirmando situaciones erráticas que se adentran en la naturaleza. El año 1986 se instaló su primera escultura monumental, titulada Julia, en la Vía Júlia de Barcelona, un homenaje a la población emigrante.