Santu Mofokeng inicia de manera informal su carrera de fotógrafo de la calle, y en la década de los ochenta decidió dedicarse de lleno a la fotografía de cariz ideológico y documentalista. Atraído por la actividad política del momento, marcada por el Apartheid, hace una apología del lirismo de la representación, plasma paisajes nostálgicos, exóticos o que contienen secretos de los antiguos habitantes de la región surafricana. Además, ha realizado instantáneas de gran crudeza protagonizadas por los supervivientes de los campos de concentración de Alemania y Polonia.