Formó parte juntamente con otros artistas como Marcos Palazzi y Nico Nubiola del grupo llamado San Paulino, que se caracterizó por su autonomía y su frescura. Rosó Cusó elabora con cuidado esculturas de hierro y bronce, obras de pared o exentas por las que, a través de sus orificios, se filtra la luz a manera de celosías o rosetones. Entorno a un tratamiento poético del espacio y del tiempo, la frontalidad compositiva otorga una aureola de espiritualidad, donde los encuadres que separan y unen las formas casi orgánicas, los bosques caóticos, los rosales de espinas o las redes, nos engullen hacia el vacío etéreo infinito.