A pesar de atravesar etapas abstractas y de radicalismo donde reivindica su malestar moral frente a la sociedad imperante, su trabajo queda englobado dentro la concepción del figurativismo. Sus inicios artísticos contienen una buena dosis de ironía surrealista adherida a una feroz crítica social. Desde un proceso de investigación lineal y de búsqueda armónica entre el color y la forma, su obra evoluciona hacia la máxima sintetización formal. La escultura presentada en las Olimpiadas de Atlanta (1996) es el resultado simbiótico de la temática posmoderna y del medio plástico como herramienta de reflexión y liberación.