Formado en la Escuela Museo de Bellas Artes de Boston (EEUU), Ricardo B. Sánchez descubrió en su adolescencia cómo la fotografía podía convertirse en el mejor medio —ya que establece una perfecta relación entre mirada y luz— para expresar y dar forma a sus reflexiones. En sus orígenes bebió del fotoperiodismo y fotografía documental, rama que le permitió iniciarse en el acto fotográfico y que a la vez le ayudó a desarrollar su sentido estético, tanto plástico como teórico, que se centra sobre todo en la conjunción de movimiento y luz, y la forma resultante del instante en el que el fotógrafo decide captar la imagen. Tanto en personas como en elementos naturales, el instante se transforma en concepto para definir el punto de inflexión de cualquier proceso evolutivo, que nos hace entender nuestro devenir en la frágil estructura del mundo en el que vivimos.