En su trabajo condensa un universo de formas sencillas y espontáneas, colores atrevidos y luminosidad, herencia del arte pop. Mobiliario, arquitecturas, árboles, frutas…, que emergen por encima de la penumbra con una pincelada de fantasía y optimismo, y que, a pesar de ser el reflejo de una libertad expresiva bajo un trazo nítido y enérgico, otorgan un nimbo de armonía y sensualidad melódicas. La obra de Regina Saura desvela emociones intrínsecas y poliédricas, como un espejo de subjetividades infinitas.