Escenas de interiores, paisajes imaginarios, figuras femeninas y naturalezas muertas de tonalidad vivaz se mezclan poéticamente y envuelven las creaciones del artista de una atmósfera plácida, idílica y eterna. Después de una estancia estrepitosa en la escuela Massana, complementa su formación en París, donde celebra su primera exposición. A mediados de los años setenta y seducido por la pureza del paisaje ampurdanés tiñe su obra de luz bajo una extensa gamma de gradaciones cromáticas.