Sabadell, Barcelona, 1961
Pintor y grabador de una obra atestada de dulces alegorías. Sus cuadros reproducen escenas serenas protagonizadas por perros, árboles, tigres, pájaros o barcos de vapor que, sin describir ningún hecho trascendental, nos cautivan. Como si se tratase de un cuaderno de explorador, nos ofrece una narración de trazos cortos y colores moderados, donde la perspectiva y las proporciones se relajan para sublimarse en una aventura que ha de ser desvelada.
El Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid, la Fundació La Caixa de Barcelona o el Museo Albertina de Viena acogen en sus respectivos fondos algunas de sus obras.