Raimon Ollé ha sabido elaborar un lenguaje estético tanto en la disciplina escultórica como en la joyería. Iniciado en el mundo de la orfebrería desde muy joven, renovó el ancestral oficio del diseño de joyas al construir formas y volúmenes que se yuxtaponían con el mundo escultórico. A lo largo de los años, tiende a hacer verdaderas obras escultóricas, muchas de ellas germinan de joyas diseñadas con anterioridad. Lejos de preceptos simbólicos o conceptuales, sus piezas solamente tienen un objetivo claro: disfrutar de la belleza.