Residente en Barcelona desde el año 1964, Rafael Tirado descubre el mundo de la fotografía de la mano de su tío, fotógrafo amateur que disponía de un laboratorio doméstico y que gracias a él pudo empezar a experimentar. Con 17 años entra a trabajar como encargado de laboratorio fotográfico y ayudante de plató de César Malet, que ―al marcharse a los Estados Unidos― dejará el laboratorio en sus manos. Uno de los temas clave en la obra artística de Rafael Tirado ―al margen de la faceta publicitaria en la que imperan los bodegones― son los paisajes, sobre todo los que le ofrece la ciudad de Barcelona, que ha retratado a lo largo de los años y que conforman en conjunto un gran álbum de la evolución de la Ciudad Condal en la última mitad del siglo XX y principios del XXI. Gracias a su particular uso de la luz marca contrastes dramáticos de sombras confiriendo a los paisajes, objetos y rostros, texturas recalcadas en las superficies que nos permiten apreciar los detalles del paso del tiempo o de los puntos clave.