Autodidacta y fotógrafo amateur. Sus imágenes, teñidas de blanco y negro o sepia, captan lugares en ruinas, monumentos históricos, rincones desolados y olvidados por la humanidad y que nos invitan a viajar a través del tiempo, la memoria y el recuerdo de un pasado que se fusiona y se confunde con el presente. A través de sus imágenes sin presencia humana, Santamaria amalgama realidad y ficción y hace cuestionar al observador la tenue línea que separa el ayer, el hoy y el mañana. Sobre su obra planea el espíritu de la fragilidad, la vulnerabilidad, la soledad y la belleza erosionada.