Hijo del también fotógrafo Josep Darder, fue empresario metalúrgico aficionado al mundo de la fotografía. Durante su estancia en Barcelona en los años sesenta, registró con su cámara acontecimientos cotidianos bajo una atmósfera de tipo neorrealista. Sus fotografías, a pesar de tener una formalidad documental, nos otorgan una visión subjetiva de la confrontación entre la tradición y la expansión antinatural que sufrió la metrópoli a lo largo de los años. Narcís Darder no se limitó a plasmar espacios burgueses de Barcelona, sino que nos reveló el rostro más humano de unos barrios marginales como son el Carmel, el Somorrostro o Can Tunis.