Desde los años sesenta Pey representa algunas de las principales escuelas vanguardistas y experimentales del arte catalán. Su obra amalgama diferentes disciplinas como el cine, la literatura y la fotografía, hasta apropiarse de un lenguaje de síntesis e integridad híbrida. Desvinculado de toda corriente realista, el artista se adentra en los límites de la imagen en un universo fantasmagórico y angustioso donde la realidad se nos presenta travestida, desmembrada en espacio y tiempo. Confrontando la belleza y la perversidad nace un arte de dualidades donde tras la realidad se esconde la extrañeza, la inseguridad y el horror.