Manuel Fontanals, de padre ebanista y discípulo de Puig i Cadafalch, desarrolló la vida profesional alrededor de las artes aplicadas, y, sobre todo, de la escenografía, trabajando bajo la guía de Federico García Lorca y Margarida Xirgu, entre otros. Con la llegada de la Guerra Civil, se exilió en Buenos Aires y más delante en Ciudad de México, donde permaneció hasta su muerte y donde consiguió el zénit de su carrera profesional trabajando, con reconocidos honores, para el teatro y el cine y llevando a cabo decoraciones de interiores para tiendas y hoteles de lujo, y de casas de gente adinerada. La estética de sus trabajos es potencialmente modernista dando relevancia a la curva y denotando influencias del expresionismo y el fauvismo en el tratamiento del color, aunque con la emergencia de las nuevas vanguardias fue ajustando su estilo tiñendo los decorados de modernidad contemporánea, donde la luz se convirtió con el tiempo en el factor protagonista de sus creaciones.