El conjunto de su obra son paisajes oníricos, imaginados, que penetran en el significado del término distancia. En un espacio físico y mental, infinito, perenne, eterno, Leo Wellmar es pintora de la naturaleza, símbolo de sus estructuras geométricas, espacios vacuos donde expresa una pequeña parcela de todo lo visible, recóndito e inacabable, de colores fríos pero a su vez envueltos de magia.