Barcelona, 1892 - 1980
Artigas empezó su formación como contable, tarea que llevó a cabo durante un corto periodo de tiempo. Poco después empezó su formación artística en la Llotja y en la academia de Francesc d’Assís Galí donde conoció, entre otros, a Miró. Su objetivo era convertirse en pintor, pero durante la Exposición de Arte Francés en Barcelona en 1917 decidió cambiar el rumbo inclinándose hacia la cerámica.
Su revolucionaria obra marcó un antes y un después en el tratamiento de la cerámica. Centrado en los aspectos sencillos y naturales, Artigas buscaba en la materia y el torno la pureza de la línea, el color y la estructura. Libró a la cerámica de artificios y decoración superflua, haciendo fluir hacia el exterior todos los sentidos que se extraen de la materia prima, el barro. Estos aspectos, muy vinculados también a la tradición oriental ―concretamente la japonesa― los llevó a cabo tanto en sus trabajos individuales como en las colaboraciones con numerosos artistas que, como él, también buscaban la naturalidad en el tratamiento de la obra final.
Aunque es remarcable la colaboración con Miró a lo largo de su vida, reconocida en todas partes. Se pueden encontrar varios de sus trabajos escultóricos y murales en las grandes capitales del mundo, incluso en 1937 el MET de Nueva York adquirió uno de sus jarrones, convirtiéndose así en la primera cerámica contemporánea comprada por un museo.