Tomando como punto de partida paisajes, figuras femeninas y naturalezas muertas de atmósfera vaporosa, Doménech investiga nuevas formas de expresión. La mezcla de colores, sutileza materializada a través de la técnica del esfumado y la alternancia de luz y sombra, confieren a su obra un carácter reflexivo, ideológico y mágico. El éxito de su pintura radica en la personal manera de captar la luz y la realidad más inmediata. Ha sido galardonado con premios como el XI Premi Sant Jordi en 1975.