La obra del pintor Jordi Pallarès se circunscribe dentro del expresionismo abstracto y simbolista. La realidad no es estática, sino en constante mutación y movimiento. Sus creaciones matéricas y enérgicas son pura cinética y retan a la ley de la gravedad. Abismo entre el Todo y la Nada, ausencia y presencia que nos evoca el origen primigenio en que el ser llevado y engullido por el vacío se inicia en un camino sin retorno. Líneas curvas y eternamente entrelazadas, remolinos y espirales que nos proyectan hacia el infinito y el misterio de la creación.