La pintura de Jordi Fulla se convierte en un viaje a la conquista de nuevos espacios mediante una visión fractal del universo proyectada en una reducida porción panorámica. Pluralidad de formas, colores y texturas, dibujos en los que la estructura, el espacio y las líneas marcan la transición entre los diferentes estados. Universo de elementos susceptibles de segmentación, de ingravidez que flota en el vacío, trascendencia y eternidad.