Barcelona, 1955
Lejos de ceñirse a la pintura tradicional, la obra de Joan Pallarès ha evolucionado hacia creaciones más complejas y de tipo trascendental, a medio camino entre el ensamblaje y la instalación, donde se mezclan disciplinas como la pintura, la fotografía y la escultura. Así mismo, nunca ha abandonado del todo la disciplina pictórica como lo refleja su serie de panorámicas industriales de la ciudad de Barcelona. Instruido en la escuela de arte y diseño EINA, en 1990 fundó, juntamente al pintor Joseph Maria Cabané, la escuela de dibujo y pintura Carme 30.