La obra de Miró ofrece una de las visiones más particulares de la corriente surrealista y refleja el interés constante por el subconsciente, el mundo onírico, los recuerdos de infancia y la tierra catalana. Pintor, escultor, ceramista y grabador que, desde unos ensayos detallistas y de concepción casi caligráfica impregnados de las innovadoras tendencias parisienses, entra en contacto con los surrealistas para derivar hacia un enfoque sintético y expresivo. Joan Miró generó un lenguaje visual y una iconografía que se convirtieron en estandartes de unas composiciones poéticas que conjugan con sutileza figura y signos, y que llegaron a su máxima simplificación por medio del color y de las formas esenciales. Una de las aportaciones más significativas del artista fue la creación de la Fundació Joan Miró, realizada por Josep Lluís Sert en el año 1975 y dedicada a difundir las tendencias artísticas imperantes y a promocionar a los creadores catalanes.