Es uno de los máximos representantes de la renovación pictórica en Catalunya, con un lenguaje propio que toma una gran fuerza identitaria a partir de la década de los 90. Su obra expresa un fuerte componente mediterráneo, ya sea a través de los colores o las formas imperfectas y sencillas, pero de una inmensa sensualidad. Fue uno de los creadores del Grupo Sílex. En 1957 se trasladó a París para estudiar grabado y litografía en la Escuela de Bellas Artes. Allí adoptó una figuración geométrica en la que se destacan los elementos solitarios sobre fondos y campos lisos. A finales de los 80 Pijuan retoma el informalismo con una paleta dominada por el blanco y el negro. Y más tarde en sus obras se añadirán composiciones geométricas, casi matemáticas, como las cuadrículas que evocan un cierto misticismo.