Joan Abelló fue un pintor autodidacta y empírico que se nutre de un conjunto de heterogenias perspectivas artísticas. Discípulo de Pere Pruna, Abelló se especializa en la técnica del mural y del grabado. A mediados de los años cuarenta evoluciona hacia una tendencia impresionista que años más tarde derivará en colores explosivos de pinceladas vigorosas. En los últimos años de la trayectoria de Joan Abelló, su estilo más personal desemboca en un tratamiento más matèrico, informalista y expresionista, sin descuidar la figuración.