Javier Huecas estudió Bellas Artes en tres ciudades diferentes: Sevilla, Barcelona y Almería. Sus primeras creaciones se circunscriben en la corriente pictórica de la Escuela de París. Con el paso del tiempo ha ido incorporando elementos simbólicos como el guerrero, la ciudad –desde diferentes perspectivas-, o la muralla como metáfora del límite de la vida y el conocimiento. También usa el tratamiento en serie de los colores rojizos, verdosos o el negro. Las esculturas combinan el barro tosco con la acuarela para infundir vida a la imagen humana. Mediante acabados terrosos y oxidados, exhibe las angustias de unos individuos que son, por regla general, frágiles y débiles.