Considerado internacionalmente uno de los mejores fotógrafos contemporáneos, se inició en el mundo del arte a través de la pintura, pero pronto la abandonó para dedicarse íntegramente a la fotografía. En 1976 se instala en Barcelona, donde empieza a aportar novedades acerca de la función del lenguaje fotográfico en una sociedad cambiante y en transición. Y es a partir de este momento que generará un estilo propio, muy influyente para las generaciones posteriores. El cuerpo y el paisaje son los temas en los que Humberto Rivas encuentra su mejor material: bustos, cuerpos retorcidos o edificios insólitos, miradas penetrantes que invocan mensajes internos.