Artista polifacético, trabaja en disciplinas artísticas como la pintura, el dibujo, el vídeo y la instalación. Emplea el collage, adhiriendo cabezas fotografiadas en cuerpos pintados, para engendrar un teatro de personajes dislocados, entre infantiles y grotescos. Obras cubiertas por la belleza formal de registro ambiguo y misterioso, donde cohabita un lenguaje de signos, una iconografía que se nutre de elementos derivados del surrealismo y del realismo mágico. Por medio de sus representaciones Rubert no crea historias oníricas, sino que pretende mostrarnos imágenes naturales de la cotidianidad que aluden al sexo, a historias familiares o relaciones de pareja.