El punto de partida de la obra de Gerard Mas es la escultura clásica, pero dota a los personajes de su mundo creativo de actitudes grotescas. Cortesanas de expresión burlesca, un niño que cabalga un cerdo mastodóntico, o un hombre con una gallina sobre la cabeza son figuras que amalgaman ironía, tradición, contemporaneidad; pequeños poemas visuales capaces de transformar en anécdota la realidad más cotidiana.