Barcelona, 1974
Ingeniero industrial, la pasión de Rebollo por el arte se manifestó desde la infancia. Llegado a la edad adulta, decide marcharse al Reino Unido para llevar a cabo un curso de pintura en el Loughborough Arts Centre donde se centra en la pintura de paisajes campestres. De este modo, empezó una relación entre pintura y naturaleza que Rebollo ha ido plasmando a lo largo de su carrera.
Así, pues, su pintura se manifiesta matérica, llena de colores y texturas que, a pesar de su abstracción, cobran vida de manera pausada y reposada, siguiendo y respetando el ritmo de los recursos naturales y rehuyendo de la agitación industrial para adentrarse en bosques y fondos marinos, contornos escondidos del paisaje mediterráneo que envuelven sus vivencias.