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Las obras pictóricas de Esperança Monteys requieren grandes espacios y centran la atención en parcelas de un todo, en subjetivos fragmentos de una realidad envuelta de una atmósfera grácil. La artista usa tonalidades suaves y ritmos moderados para buscar la belleza en el volumen y los matices etéreos. Por medio de un trazo vigoroso canaliza la fuerza de un sentimiento contenido y recóndito en un intento de captar el instante más bucólico, efímero y a la vez perenne.