Barcelona, 1963
Pintora que integra el rigor y la libertad creativa. Su obra implica un refugio tensional y dinámico, fértil preocupación que retrocede hasta mundos recónditos de nuestra historia. Residuos líricos, mundo de emociones intrincadas donde el hombre perdura a través de la memoria. Grau establece un juego de tensiones entre palabras y evocaciones, entre historia y añoranza, como un eterno retorno de energía cíclica que se regenera en cada una de sus representaciones.