La obra escultórica de Efraïm Rodríguez es una reflexión sobre el objeto. Fragmentos y partes de materiales heterogéneos son encajados, sobrepuestos y engastados para estructurar personajes y animales que expresan su circunstancia existencial. Reconstrucciones de acabados industriales con una fuerte simbología, mezcla de hiperrealismo y rareza. Monstruos a escala real, que se aproximan a la verdadera alteración como consecuencia de la asimilación del mundo de la manufactura y de la fabricación. Su trabajo, en definitiva, es una constante ironía de las contradicciones que cohabitan entre la artesanía y la industrialización.