Cuervo reproduce, a vista de pájaro o frontalmente, hasta el más mínimo detalle de ciudades como Pamplona o San Sebastián, lugares escogidos por la relación personal de experiencias pasadas que perviven en su memoria. Simulando la fotografía, juega con la visión emplazando nuestro ojo en un encuadre convertido en objetivo. Pasea, observa y percibe con atención el instante de una mirada huidiza al entorno. Y lo documenta utilizando la congelación del tiempo y la luz de las arquitecturas urbanas, que envuelven esta realidad pasajera.