Obras de realismo formal que evocan el surrealismo para hacer aflorar las realidades más profundas del individuo. Pinturas protagonizadas por personajes fantásticos, obras que, desde la reflexión, emprenden un largo viaje a través de la leyenda, el cuento popular o la novela. Su trabajo se caracteriza por la infinita fuga de sentidos dentro de unos contornos diluidos, colores expresivos y aislados como apología del deseo y una minuciosidad emotiva que tiene por objetivo conseguir un equilibrio perfecto.