Terrassa, Barcelona, 1971
Sus creaciones son fruto de la reflexión sobre la transitoriedad de la memoria, estímulo de los recuerdos. Pinturas sensibles, elaboradas mediante la superposición-extirpación de colores ocres, azules, blancos y rojos, que nos evocan las pinturas murales pompeyanas. Flores de lirio, peces, franjas, tipografías, estrellas, caracoles y mapas, símbolos que conectan con la Antigüedad, donde empieza el mundo, la vida.
Iconografía recuperada del pasado, fragmentos de espacio, tiempo y realidad enmarcados dentro de un contexto contemporáneo; imágenes torcidas que evidencian la evolución cíclica de la historia donde se reanuda el misterio de la creación.