Vilafranca Del Penedès, Barcelona, 1969
Su pintura se basa en la ambigüedad creada a partir de la abstracción y la figuración, términos contrapuestos que conviven en una misma atmósfera artística y que no hacen más que acentuar la dicotomía de un espacio de creación concebido como pintura pero con apariencia fotográfica. Al dualismo “abstracción-figuración” se le añade el uso de la imagen en “positivo-negativo” o la “ocultación-visibilidad” de las imágenes representadas. En todos estos casos se acentúa el aspecto ficticio de la dimensión figurativa de unos espacios que devienen intermedios entre la realidad y el sueño (...).