Seducida por la disciplina escultórica, Ana Teresa Ortega se ha consolidado en el campo de la fotografía sin dejar de lado la instalación y las llamadas fotoesculturas. Unas composiciones que le sirven para reflexionar sobre la memoria de los hechos históricos, el olvido y el peso de la palabra en una sociedad que se mira en unos espacios deshabitados, desiertos, silenciosos y que, olvidados del circuito histórico, nos arrastran hacia la incertidumbre y la confusión de una identidad ahogada por el titán publicitario. El goteo constante de ocio, opulencia y acumulación se cuela por las verdaderas entrañas de unas imágenes que nos muestran a través de la ausencia una existencia vacía de cualquier sentido. También desarrolla una importante tarea docente en la Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Valencia.