Excéntrico por naturaleza, sus obras tienen un carácter extravagante, vital y dinámico. Fotografías, muros urbanos y pinturas multicolores que traspasan el límite del lienzo son, en parte, responsables de que el espectador se deje alienar por el mundo del cómic y de la fantasía. Bajo una apariencia de pictogramas creados para un público infantil hay una fuerza cinética serpenteante que concentra en su interior pensamientos heterogéneos y reivindicaciones sobre el paso del tiempo en las urbes, así como una evidente preocupación por la subsistencia y la pervivencia de la especie humana. Sus obras han saltado los muros de su ciudad natal para darse a conocer en lugares como Miami, Copenhague o Bruselas.