Considerada una de las trayectorias más desconocidas de la fotografía catalana, la labor fotográfica de Ricard Duran se desarrolló fundamentalmente en la década de los años cincuenta y sesenta, el los que configuró una mirada moderna y personal de la sociedad de la que fue coetáneo. La mayor parte de sus retratos son composiciones en las que la persona (o su rastro) interactúa con el entorno, siempre desde una posición distante y un encuadre preciso. Fue miembro de la Agrupació Fotogràfica de Catalunya y cofundador del Càmera Club Sabadell, de la Federación Española de Arte Fotográfico, de la Féderation Internationale de l'Art Photographique (FIAP) y de la Photographic Society of America. En el año 1960 fue galardonado con el prestigioso reconocimiento de Artista de la Fédération Internationale de l’Art Photographique (FIAP).