Desde unos comienzos centrados en el figurativismo, su obra se circunscribe en la versatilidad de rigurosos e imaginativos recursos visuales. Grandes pinturas sobre tablero, esculturas de madera y de bronce, piezas de audaz y perfecta marquetería, dibujos, collages y grabados son una crítica alegórica del individuo, la sociedad y su mundo circundante. Composiciones que contaminadas por la metafísica, la mística y el simbolismo van más allá de los planteamientos tradicionales, ofreciéndose como juegos visuales entre el mundo real y el mundo imaginario, donde el equilibrio entre formas frágiles o imposibles crea ópticas ilusorias de profundidad en espacios planos.