Una de las mayores contribuciones a la imagen visual no tan solo de Barcelona, sino de todo el Estado, es la obra multidisciplinaria de Mariscal. A lo largo de la década de los setenta, a raíz de su colaboración en varias publicaciones alternativas, conformó una estética propia que extendió hacia otros campos artísticos. Así, desde la pintura y la ilustración de cómics e historietas, pasó también a diseñar todo tipo de objetos y a hacer trabajos de interiorismo. La pintura de Mariscal se define por las líneas sinuosas, remarcadas con el color negro, un lenguaje cercano a la estética del cómic, casi infantil, pero de una gran personalidad. Gracias a la creación del Estudio Mariscal, en el año 1990, tuvo una mayor difusión y se dedicó a promover proyectos que engloban ámbitos muy distintos.