En sus proyectos, no interesa el inicio o el final sino el intervalo. Una vez analizada la imagen, fija o en movimiento, Palacín pretende descubrirnos cómo construimos nuestras vidas a partir de un triángulo compuesto de lo real, lo ficticio y el criterio o distancia que, una vez interpretados, dotamos de sentido. Es en la dicotomía realidad-distancia donde incide, y congela la acción en el tiempo, para así, mediante la reiteración, transmutar su significado metafórico. Preserva una estética que custodia la imagen y las formas en delicadas relaciones entre el fondo y la figura, si es necesario en diferentes pantallas de proyección que nos ayudan a ver más allá de ellas mismas. Su obra se expone internacionalmente en diferentes espacios de instituciones públicas y privadas.